Por Dilian Francisca Toro Torres
La consolidación de la paz es uno de los grandes retos que hemos tenido los colombianos y uno de los compromisos fundamentales que he tenido a lo largo de mi vida política. Por eso apoyé con determinación los acuerdos de paz, convencida de que los casi diez millones de víctimas del conflicto tienen que ser reconocidas y reparadas de manera integral. Igualmente, de que los actores armados que se desmovilizaron deben incorporarse a la vida civil y cumplir con lo acordado. Todo esto para propiciar el desarrollo de políticas sociales que hagan de Colombia un país más justo, próspero e incluyente.
Y precisamente, la paz constituye uno de los ejes programáticos del partido de la U que fue acogido por la campaña presidencial de Fico Gutiérrez, la cual cuenta con nuestro respaldo, entendiendo que es desde su valor transversal como se puede emprender el camino hacia el desarrollo y el bienestar de todos.
Al igual que nosotros, Fico dijo sí a los acuerdos de paz y ha dicho que en su presidencia les dará cumplimiento. Con su premisa de construir sobre lo construido, propone en su plan de gobierno diez puntos para fortalecer y acelerar este proceso en el que durante poco más de cinco años de su vigencia, se han invertido por parte del gobierno alrededor de 23 billones de pesos. Sin embargo, queda mucho por hacer.
El acceso a la tierra es uno de los factores que han perpetuado las desigualdades sociales en las regiones, especialmente las más afectadas por el conflicto, por eso entre sus principales metas Fico se propone que para el año 2026 el fondo de tierras se incremente de 1,3 a 2,2 millones de hectáreas y pasar de 235 mil hectáreas entregadas a 1 millón en ese periodo. También busca avanzar en la formalización de tierras en el sector rural.
La conectividad y competitividad son factores primordiales para que nuestros campesinos y víctimas de la violencia en las regiones puedan mejorar sus condiciones de vida. Por eso Gutiérrez busca triplicar los recursos para la construcción de vías terciarias, así también fortalecer los esfuerzos para la construcción de acueductos, sistemas de riego, centros de acopio, educación y salud y servicio de energía, entre otros.
Los Planes de Acción para la Transformación Regional (Patr), que operan en las 16 subregiones Pdet, tienen una gran importancia para promover la productividad, por eso me parece muy importante que su programa proponga impulsar al menos 32.000 iniciativas que sean priorizadas con las comunidades étnicas y campesinas para mejorar sus ingresos.
También destaco que en esta propuesta de gobierno se va a respetar el proceso de reincorporación de los excombatientes, dando prioridad a las garantías para la protección de sus vidas, pero también, fortaleciendo la sostenibilidad de sus emprendimientos y la búsqueda de fuentes de empleo mediante alianzas con el sector empresarial. Así también haciendo un seguimiento, a través de veedurías nacionales e internacionales, al cumplimiento de los acuerdos por parte de las extintas Farc.
Desde luego, las víctimas del conflicto deben estar al centro de esta política. Por eso resulta tan importante que en esta apuesta se plantee acelerar el ritmo en la reparación administrativa, así como trabajar en su inclusión social y económica y que estas comunidades sean priorizadas en todos los programas de servicio social del Estado.
Pero además de esta apuesta por la paz, con Fico tenemos otros acuerdos programáticos que giran en torno a la disminución de la pobreza, la generación de empleo, la reducción de brechas laborales para jóvenes y mujeres, el impulso al desarrollo rural y la participación de la mujer como eje del desarrollo social y económico de las regiones, y la seguridad, entre otras.
En mi opinión los colombianos debemos apoyar estas propuestas que buscan consolidar la paz, un eje transversal para alcanzar las transformaciones económicas, sociales y ambientales que el país necesita.
