Por Dilian Francisca Toro Torres
Si hay algo capaz de derribar las diferencias y unirnos en torno a una misma causa, es el deporte. No hay nada más emocionante que ver a nuestros deportistas alcanzar la gloria arropados por la bandera de nuestro departamento o del país. Pero, más allá de las medallas y triunfos, yo entiendo el deporte como una poderosa herramienta de transformación social.
En nuestro país son innumerables las historias de superación personal de hombres y mujeres que con disciplina, decisión y responsabilidad, han alcanzado grandes metas. También hemos visto cómo nuestros niños y jóvenes, cuando incorporan el deporte en sus procesos formativos, aprenden valores como tolerancia, respeto, honestidad y a trabajar en equipo.
Y así también, comprobamos cómo los adultos y personas de la tercera edad encuentran en las actividades recreativas y lúdicas, un espacio para adquirir estilos de vida saludable para su bienestar. Tampoco olvidemos que las competencias deportivas representan un incentivo para el desarrollo económico y social de las regiones.
Esto es posible proyectarlo en nuestra comunidad cuando hay decisión política desde las instancias legislativas y gubernamentales. Cuando se asume el deporte no como un gasto, sino como una inversión social que gira en torno a ejes como la salud, la seguridad, desarrollo urbano, la economía y el turismo.
Esta visión la tuvimos cuando fui Gobernadora del Valle, a través del programa Valle Oro Puro, una estrategia que benefició a 11.300 deportistas y nos permitió no sólo ganar los Juegos Nacionales, después de 23 años, sino también, obtener por primera vez los juego Paralímpicos Nacionales.
Con este programa fortalecimos y creamos escuelas deportivas para que los estudiantes desarrollaran actividades en su tiempo libre, forjaran valores y a la vez, sirvieran de semilleros deportivos. La estrategia también impactó en la seguridad, pues muchos jóvenes de sectores como la Comuna Uno de Cali fueron rescatados de la delincuencia y las drogas. Además, promovimos la salud de personas de la tercera edad y en situación de discapacidad.
Un aspecto muy interesante de esta política tiene que ver con la inclusión social a todos los niveles. Fue así que además de apoyar a los deportistas paralímpicos, fomentamos el deporte y la recreación en la población Lgtbi, comunidades étnicas, afro, indígena y en situación de discapacidad.
Además, nos enfocamos en dignificar el trabajo de los deportistas de alto rendimiento y sus entrenadores, lo cual nos permitió “repatriar” muchos talentos que se habían ido a buscar apoyo en otras regiones. A través de esta estrategia que benefició a 5000 deportistas, creamos un plan para cubrir su seguridad social y riesgos profesionales extensible a sus familias, además de fortalecer el equipo biomédico y metodológico de diferentes disciplinas.
También fortalecimos la infraestructura deportiva construyendo 350 escenarios deportivos, tanto en la zona urbana como rural de los municipios del departamento. Pero no se trataba sólo de levantar edificios de cemento y hierro. Detrás de estos espacios dispusimos monitores deportivos para vincular a la comunidad a dichos escenarios.
Gracias a estas fortalezas obtuvimos la sede para Cali y el Valle del Cauca de los Juegos Panamericanos Junior 2021, que con más de 3.800 deportistas de 41 países y contribuyó a la recuperación de la economía local y regional, afectada por la pandemia, al activar toda la cadena productiva en especial, alrededor del deporte, bienes y servicios y el turismo.
Esta voluntad política por hacer del deporte un factor de desarrollo social también ha sido una bandera permanente de la La U, desde donde impulsamos la creación del Ministerio del Deporte. Igualmente, logramos convertir en Ley de la República nuestra propuesta de la Tasa Pro-Deporte y Recreación que le ha permitido a más de 200 municipios de 30 departamentos contar con mayores recursos para fomentar el deporte, fortalecer la infraestructura deportiva, así como apoyo a los atletas de alto rendimiento, entre otros beneficios.
Estoy convencida de que a nuestros deportistas se les debe ofrecer las mismas garantías que a los demás trabajadores como, por ejemplo, afiliación a la seguridad social, atención interdisciplinaria que lo potencien integralmente; incentivos económicos, preparación académica y oportunidades en el mundo laboral, entre otras. Por eso, mi invitación es a seguir avanzando en el fortalecimiento de políticas que proyecten todo lo bueno que el deporte puede aportar a la construcción de nuestra región y del país.
